Antonio Bañuelos: "Han sido 25 años de fidelidad a nosotros mismos"

Bodas de plata de un sueño, de una ganadería personal y distinta, de una perseverancia tan sugerente como imponente. El sueño de Antonio Bañuelos de criar toros bravos en su tierra, se ha hecho realidad y en son triunfal. Desde Burgos para las grandes ferias. Los Toros del Frío, los bautizaron en su momento. Un caso único y distinto. El estigma de la sangre de Maribel Ybarra perpetuada en el Páramo de Masa burgalés. Tras un año de ausencia, Bañuelos vuelve a su casa, a su tierra y a su plaza en una fecha y en uno cartel de postín.

Son ya 25 años de historia. Un cuarto de siglo de bravura en el Páramo de Masa burgalés. ¿Le da vértigo mirar hacia atrás?

Son muchas las sensaciones y experiencias que hemos vivido desde 1993 pero la mayor satisfacción es haber sabido ser fieles a las características propias de la bravura que formó Maribel Ybarra que nuestro origen, haber sabido aclimatar y fortalecer los animales y haber perpetuado la misma calidad pero dotando a los toros de más resistencia en el último tercio. Hemos pisado la mayor parte de las plazas de primera y sobre todo hemos conseguido homogeneizar los comportamientos de nuestros toros de manera que vayan en paralelo a las hechuras. Nuestro toro es un toro bajo, no muy pesador, pero con trapío y presencia.

Y para celebrar una cifra tan redonda, regresa a su feria de San Pedro, un ciclo donde fue ausencia el año pasado.

Burgos para nosotros es nuestra casa, es la plaza donde año tras año más ilusión nos hace lidiar y también donde más responsabilidad sentimos. Para nosotros, Burgos es un examen año tras año. En esta feria hemos vivido muchos de los acontecimientos más importantes de estos 25 años y lidiar aquí es mucho más que una satisfacción personal. Lidiar en Burgos es muy emotivo para nosotros.

Sus criterios como ganadero siempre los tuvo muy claros. ¿Nos podría definir cómo es el tipo de toro que actualmente se cría en La Cabañuela?

Esta es una ganadería de sierra, de montaña, donde los toros se están criando en una altitud no habitual para el animal bravo. Nuestro trabajo ha ido encaminado a fortalecer al toro, a que se aclimate a la finca y a las características de la zona pero a la vez hemos ido afinando las hechuras. Con el tiempo la ganadería en lugar de embastecerse se ha ido afinando de cabos, de mazorcas y sobre todo de esqueleto. En hechuras el de ahora es un toro con marcadas diferencias con relación al de su origen. Ahora es un toro más bajo, un animal que cabe en la muleta, que es muy armónico desde el punto de vista visual pero que luego tiene una movilidad llena de transmisión y de clase.

Las características de la zona donde pastan y se crían sus toros, ¿Hasta que punto determina o influye en su crianza?

Por las características de nuestra zona hay que buscar no sólo el tipo sino una musculatura bien conformada que surge de tener a los animales muy bien alimentados durante todo el año. Al ser una zona muy fría tenemos que saber conjugar las aportaciones de alimento que hay que dar a los animales en invierno que les aporta energía con otra alimentación que la compense en verano. Pero al final, el objetivo y creo que también el éxito es haber logrado criar un tipo de animal que cuando se remata tiene las características de lo que realmente buscamos.

¿Su afición es la base de su éxito como ganadero?

Es una ganadería hecha y sostenida con afición que es muy importante. Al futuro le pido quedarnos donde estamos. Al final somos un ejemplo de fidelidad a nosotros mismos. Criamos el toro que queremos y el que buscamos. No es fácil hacerlo porque la genética no es manipulable. Pero a través de una selección muy estricta lo estamos consiguiendo. Es una satisfacción.