Emilio de Justo se encumbra en Valladolid

Tres orejas y puerta grande en una tarde rotunda del cacereño

No ha podido debutar con mejor pie Emilio de Justo en la Feria Taurina de Ntra. Sra. de San Lorezo de Valladolid y ante la afición pucelana. Lo ha hecho firmando una tarde redonda y, de paso, poniendo muy alto el listón artístico de un ciclo que acaba de comenzar. Su actuación ha sido el fiel reflejo de su temporada, en la que ya nada es casualidad y en la que tarde a tarde, faena a faena, viene ratificando su irresistible ascenso, su imparable progresión hacia la cumbre, dando pasos de gigante como el de hoy.

Si ya dejó una extraordinaria carta de presentación ante el segundo de la tarde, lanceando con gusto a la verónica y quitando por chicuelinas, para posteriromente firmar una faena templada y ligada de gran nivel, rematada de una gran estocada, se superó en el quinto, un buen sobrero de El Pilar con el que, literalmente, sublimó el toreo. Otra vez bordó los lances a la verónica y, ya con la muleta, sumergió de principio a fin a todos los presentes en una faena plena de torería, empaque y gusto, que fue creciendo por ambos pitones en belleza y ritmo. El toreo bueno, el toreo macizo. La rotundidad de un Emilio de Justo que parece no tener techo. Tres orejas y puerta grande incontestable.