Enrique Ponce: "Huesca son recuerdos, triunfos, y el mano a mano es un nuevo desafío"

Encabeza el gran acontecimiento de la feria y probablemente una de las grandes citas de la temporada taurina 2018: mano a mano con El Juli. Dos maestros frente a frente. Reto sobresaliente, una responsabilidad asumida por quien lleva buscando y logrando la parte sublime del toreo desde hace décadas. Enrique Ponce, figura de época.

¿Qué significa Huesca y la feria de San Lorenzo para Enrique Ponce?

Innumerables recuerdos, muchas tardes de triunfo y, en los últimos años, una plaza donde he podido expresarme mucho y muy bien, no sólo por el hecho de lograr un triunfo puntual, sino por haber logrado satisfacer la parte espiritual de mi tauromaquia y de mi persona, que al final es en lo que se resume muchas veces el toreo.

Esa espiritualidad, ¿es al final la búsqueda de la perfección?

Eso es lo que palpan los aficionados de mí. Después de una trayectoria como la mía, me encuentro en un momento extraordinario que me permite continuar indagando en la tauromaquia y mejorar constantemente en dos aspectos: reducir la velocidad de la embestida de los toros y hacer el toreo que sueño. El hecho de haber ido mucho más allá en mi carrera o de estar al otro lado del río me permite mejorar constantemente y mantener ilusionados a los aficionados. Siempre digo que lo difícil no estar, seguir aquí después de tantos años, sino que los aficionados quieran verme porque les ilusiona mi toreo. Estar se puede estar mucho tiempo, incluso ha habido algún torero que ha estado el mismo tiempo que yo, aunque de otro modo; lo difícil es estar en las ferias, torear lo que estoy toreando y mantener la responsabilidad de primera figura.

Se anuncia en mano a mano con El Juli. Duelos de titanes. Dos maestros frente a frente. ¿Su meta es el triunfo manteniendo esa fidelidad que usted tiene a su propio concepto del toreo?

Para gustos los colores. Mi concepto es el que es y sobre él he labrado mi trayectoria. He sido siempre fiel a una línea que es la del toreo eterno. Es verdad que no fuerzo la figura y que entiendo el toreo como un canto a la naturalidad; pero no es algo que busque sino que me sale. Me gusta y es lo que siento. Hay otros toreros que entienden este arte de otra manera.

Se habla muchas veces de conceptos y de estilos de torear pero, muchas veces, se olvida al toro. Los cambios y la evolución de las embestidas, ¿condicionan los planteamientos de las faenas o imponen la aplicación de un concepto determinado?

Los ganaderos han sabido superar su asignatura pendiente y actualmente están criando un toro con mucha movilidad y mucha acometividad. El toro de hace unos años no repetía tanto y se caía más. Hoy estamos viendo toros que tienen mucha acometividad, mucha fiereza y, por tanto, mucha bravura. El de hoy es un toro encastado que exige al torero estar más preparado que nunca. Antes el toro era bueno o era malo. Ahora, en una misma corrida, te puede salir un toro extraordinario y otro muy malo. Ese es el toro que algunos llaman despectivamente el toro de las figuras y que no es otro que el toro bravo con mayúsculas. Y frente a ese toro es frente al que el público quiere verte en plenitud.

¿Existe mucho tópico sobre lo que se llama el toro de las figuras?

Las figuras estamos matando las ganaderías más bravas. Son ganaderías además largas y muy abiertas, en las que las corridas suelen ser de hasta seis sementales distintos. Eso hace que dentro de una misma corrida haya diferentes tipos de comportamiento y debes marcar un nivel con cualquier tipo de embestida. Ahora hay que estar muy preparado para funcionar en el toreo. Hoy por hoy estamos viendo a novilleros y toreros jóvenes que poseen un oficio, una técnica, una colocación, que es lo que les hace abrirse camino. En el toreo actual, sin técnica no duras ni un segundo. La base técnica es la que te permite luego ir creando y poder llegar, a base de expresión, al momento sublime que perseguimos los toreros.